3 claves para entender la ansiedad

Psychology

Un nudo en el estómago, el corazón acelerado, pensamientos que van a mil por hora y una sensación de peligro constante. Si reconoces estas sensaciones, probablemente conozcas bien la ansiedad.

Nuestra primera reacción cuando aparece es luchar contra ella. Queremos que desaparezca, que nos deje en paz. La vemos como una enemiga que invade nuestra calma.

Pero, ¿y si te dijera que la ansiedad, en su origen, no es tu enemiga? ¿Y si, en lugar de luchar contra ella, pudieras aprender a escucharla?

En este artículo quiero compartir contigo 3 claves para empezar a cambiar tu relación con la ansiedad.


1. La ansiedad es un mensajero, no un villano

En esencia, la ansiedad es un mecanismo de supervivencia. Es el sistema de alarma de nuestro cuerpo. Se activa cuando nuestro cerebro percibe una amenaza (real o imaginaria) para prepararnos para actuar: luchar, huir o paralizarnos.

El problema no es la alarma en sí, sino que, en el mundo moderno, esa alarma salta con demasiada frecuencia. Se activa por una reunión de trabajo, una conversación difícil o la incertidumbre del futuro.

La clave: En lugar de intentar apagar la alarma a la fuerza, pregúntate: «¿Qué me está intentando decir esta sensación? ¿Qué percibo como una amenaza ahora mismo?». A veces, solo necesita ser escuchada.

2. El problema no es la sensación, es la lucha

A menudo, lo que más nos hace sufrir no es la ansiedad inicial, sino lo que hacemos después.

Entramos en un ciclo vicioso:

  1. Siento ansiedad.
  2. Me pongo ansioso/a por tener ansiedad («No debería sentirme así», «¿Y si me da un ataque de pánico?»).
  3. Intento reprimirla, evitar situaciones o distraerme a toda costa.

Esta lucha interna es agotadora y, paradójicamente, le da más fuerza a la ansiedad. Es como intentar mantener una pelota de playa hundida bajo el agua; tarde o temprano, saldrá disparada con más fuerza.

La clave: Intenta practicar la observación sin juicio. Nota la sensación en tu cuerpo, nómbrala («Ah, esto es ansiedad») y simplemente déjala estar, sin intentar cambiarla. Respira con ella, no contra ella.

3. De la reacción a la acción consciente

Cuando la ansiedad toma el control, nos volvemos reactivos. Dejamos de hacer cosas que son importantes para nosotros por miedo a sentirnos mal.

La gestión de la ansiedad no consiste en no sentirla nunca, sino en que no sea ella quien tome las decisiones por ti.

La clave: Empieza con pequeños pasos de acción consciente.

  • Anclaje al presente: Cuando la mente se dispare al futuro, trae tu atención al «aquí y ahora». Conecta con tu respiración durante un minuto o fíjate en 5 cosas que puedas ver a tu alrededor.
  • Autocompasión: En lugar de criticarte por sentirte así, háblate con amabilidad. «¿Qué necesitaría ahora mismo para sentirme un poco más seguro/a?».
  • Pequeños gestos: Sigue adelante con pequeños actos que sean valiosos para ti, aunque la ansiedad esté presente.

El camino hacia la calma es un proceso

Gestionar la ansiedad no es una carrera, es un proceso de aprendizaje. Es dejar de verla como una enemiga y empezar a entenderla como una parte de ti que necesita ser escuchada, comprendida y cuidada.

Si sientes que la ansiedad está controlando tu vida y no sabes por dónde empezar, no tienes que hacerlo en soledad. La terapia te proporciona las herramientas y el espacio seguro que necesitas para entender tus emociones y recuperar tu bienestar.